Si alguna vez soñaste con liderar a un grupo de supervivientes en mitad de una ciudad infestada de zombis en los años 80… te recomendamos cambiar de sueños. Into the Dead: Our Darkest Days no es solo un juego de supervivencia: es una carta de amor al sufrimiento postapocalíptico. Un roguelite en desplazamiento lateral que combina gestión de recursos, exploración, sigilo, decisiones morales y un sinfín de maneras de palmarla: desde morir de hambre o infecciones, rendirte a la depresión o la mas rápida, ser devorado por los no muertos. Porque sí, aquí no necesitas cometer errores para morir… basta con levantarte con el pie izquierdo, el de un muerto.
Desarrollado por PikPok y editado junto a Boltray Games, el juego llegará a PC a través de Steam en Early Access el 9 de abril de 2025, con textos en español. Es la primera entrega de la exitosa franquicia Into the Dead que debuta en ordenadores tras alcanzar más de 150 millones de descargas en móviles.
Análisis Into the Dead: Our Darkest Days – Mil y una maneras de morir en Texas
Texas, 1980. Walton City, una metrópolis costera azotada por el calor, la pobreza y ahora una imparable plaga zombi. Sin ayuda exterior que esperar, los últimos supervivientes luchan por mantenerse con vida… de refugio en refugio, entre decisiones imposibles y noches cada vez más oscuras...
Un infierno tejano con sabor a roguelite
La estructura de Into the Dead: Our Darkest Days se basa en repetir una rutina mortal pero adictiva: salir del refugio, explorar las ruinas de Walton City, conseguir recursos (si tienes suerte), volver vivo, construir algo útil (si puedes) y rezar para que no te muerdan. Y si todo sale mal… enhorabuena, porque probablemente acabes muerto, traumatizado o hambriento, o todo a la vez.
El juego arranca siempre con la elección de una pareja, cada una con habilidades, carencias y rasgos psicológicos únicos. Desde el tutorial, que se integra directamente en la acción, el juego te enseña lo básico… mientras te empuja suavemente al abismo. Cada nueva salida comienza en un punto aleatorio y lo único que tienes garantizado es que necesitarás comida, agua, medicinas, materiales de construcción, algo de suerte y un poco de sentido común (si te queda).
En cada incursión, rara vez podrás llevarte todo lo que encuentres. El espacio limitado de la mochila, la falta de herramientas adecuadas (como una ganzúa o unas tenazas), o simplemente no poder forzar una puerta, te obligarán a planificar una segunda visita. Y entre incursión e incursión, pasa el tiempo (ciclo dia y noche): el hambre aumenta, el estrés sube, las barricadas se deterioran… y tus posibilidades de morir aumentan.
Otro de los aspectos más duros, es que en cada búsqueda, solo podremos traer de vuelta los objetos que recojamos, no podremos consumirlos durante la expedición. Es decir, aunque pienses no me cabe mas en la mochila y si como esto y así no ocupa, tendrás que aguantar hasta volver al refugio. Eso sí, las armas que encontremos podremos equiparlas directamente y usarlas, algo que se agradece.
Durante estas salidas no solo encontraremos recursos; también habrá supervivientes. Y ahí entra en juego una de las decisiones más tensas del juego: ¿los reclutas, los dejas a su suerte… o haces lo impensable? La ayuda puede ser vital, sí, pero también es una nueva boca que alimentar, alguien que podría lesionarse, caer en pánico o simplemente ser un peso muerto. Into the Dead no tiene piedad, y tú tampoco deberías tenerla si quieres sobrevivir.
Uno de los momentos más duros que viví fue después de sobrevivir muchas noches, con un refugio mejorado y personajes estables. Decidí trasladarme a otra zona… y al llegar, el juego me dijo: “Tu personaje ha muerto de pena”. Sin zombies. Sin pelea. Solo… pena. Así de brutal puede ser este juego.
Refugio: reconstruir el fin del mundo
Las posibilidades de construcción y gestión del refugio son amplias: camas, cocinas, talleres, mejoras, curas, zonas comunes, etc., cada una con su utilidad. Por ejemplo, las zonas comunes ayudan a combatir la depresión, permitiendo que los personajes se relajen y desconecten un poco del infierno en el que viven. Pero nada es gratis ni permanente. Cada noche, las hordas atacan, y tienes que reparar tus defensas. Y si no lo haces a tiempo, prepárate para ver morir a tus personajes…
Puedes optar por esquivar zombis si tienes la oportunidad para ahorrar armas, o limpiar zonas por completo para reclamarlas más adelante como un nuevo refugio. Eso sí, solo podrás reclamar una zona cuando regreses a tu base, no durante la propia incursión.
Una mecánica que está realizada algo tosca, es el sistema de descanso: al entrar o salir de la cama, los personajes “aparecen” de pie como si sufriesen una caída de otra altura.
Gestión emocional: el verdadero enemigo
Más allá de los zombis, el auténtico desafío está en mantener el equilibrio entre el cuerpo y mente. Los personajes sufren hambre, fatiga, depresión, traumas, pena y enfermedades. Si uno cae en un algún estado extremo, simplemente dejará de actuar: no podrás ordenarle nada. Y ahí empieza el efecto dominó.
Cada personaje tiene tres niveles fundamentales a controlar: hambre, sueño y estado mental. Y dentro de cada uno, variables como heridas que se infectan si no se tratan, culpabilidad, tristeza por la pérdida de compañeros o incluso la imposibilidad de seguir adelante por agotamiento emocional. Todo esto exige que vigiles constantemente el ánimo de todos. Comer comida cruda puede salvarte un día… o darte una diarrea que te arruine la semana. Dormir poco puede hacer que enfermes. Cualquier descuido puede costarte caro.
En función del entorno que hayas podido construir (zonas sociales, entretenimiento, medicamentos, alcohol, café…), podremos mantenernos bien, si enfermamos o estamos deprimidos, mejorar… o no. Porque a veces, ni todo eso basta.
Cada uno de los individuos, además, tiene un “plan de huida” que se irá revelando con el tiempo: pistas como un grafiti con un laberinto apuntando a una alcantarilla cercana, por ejemplo, pueden abrir nuevas vías de escape…
Exploración, sigilo y combate desesperado
Las misiones de búsqueda se desarrollan en desplazamiento lateral con un sistema de sigilo muy bien realizado. Puedes moverte en silencio, escabullirte entre escondites o trepar por estructuras para evitar el contacto directo. Los ataques por la espalda en sigilo son especialmente efectivos: si aciertas el golpe, puedes eliminar al enemigo en uno o dos impactos, dependiendo del arma que uses. Pero si te detectan, la cosa cambia: los combates consumen estamina con cada golpe y cada esquiva, lo que complica aún más la situación si fallas o te ves superado.
Te encontrarás con zombis “inactivos” que parecen tumbados o apoyados en alguna esquina. Si haces ruido, ya sea corriendo o matando a otro zombi cerca, pueden activarse, y algunos incluso gritan, alertando al resto. En cuestión de segundos, puedes pasar de cazador a cazado.
Las armas tienen durabilidad, velocidad, daño y nivel de ruido, pueden romperse en plena pelea, así que improvisar con lo que tengas, bisturís, bates, palancas, o finalmente tus propios puños, es parte de la supervivencia. ¿Mi consejo? Si no estás acorralado o en un punto elevado sin escapatoria, a veces es mejor salir corriendo. Eso sí, ten cuidado desde dónde saltas… porque sí, puedes morir por una caída desde un primer piso. Lo sé, me pasó, no me juzgues.
Cada acción tiene riesgo: abrir una puerta sin escuchar y observar primero (lo poco que nos deja), puede llevarte directo a un grupo de zombis hambrientos. A veces, un simple ruido como correr, pensando que no hay nadie, al no verlo, puede ser una sentencia de muerte.
En todo momento tendrás que tomar decisiones: si te compensa combatir, esconderte o huir. Porque retirarte significa volver… y volver es otro ciclo. Día y noche se alternan, y en cada noche, el refugio es atacado, obligándote a repararlo. Si te quedas solo, todo se complica exponencialmente: sin compañeros, nadie puede ayudarte a cocinar, reparar, construir o explorar… y estás prácticamente sentenciado.
Para desbloquear nuevas zonas… hay telescopios, que suelen estar lo mas alto de ciertas zonas, y no será sencillo llegar, pero es fundamental para seguir avanzando y consiguiendo recursos. Pero aquí viene otro giro retorcido del diseño: no podrás acceder a esas nuevas áreas hasta que te mudes a una casa cercana. Y para hacerlo, antes tendrás que vaciar la zona de amenazas y reclamarla como tuya. No basta con sobrevivir al día a día: necesitas pensar a medio y largo plazo, mover tu base, limpiar sectores y hacerlo todo con recursos escasos, armas limitadas y la constante amenaza de perderlo todo en una mala jugada. El juego, simplemente, no te deja respirar, y a pesar de todo, me gusta.
Irás encontrando ganzúas, comida, armas o mas objetos útiles. Para fabricar herramientas, medicamentos, comida… requiere de un banco de trabajo apropiado que tendremos que fabricar.
Sonido y ambientación: juega con cascos
Gráficamente, el juego luce muy bien, con una mezcla estilizada de fondos 2.5D con personajes en 2D, y logra una ambientación decadente y eficaz. De día hay un aire agobiante en el entorno, aún pudiendo ver todo con claridad, de noche, la cosa se vuelve directamente macabra, la falta visibilidad, los sonidos guturales, la utilización de la linterna, junto a poder moverla en el entorno, es un placer, pero de los que te llevan tenso toda la partida.
Otra de las cosas que destaca es el sonido: sin necesidad de música estridente, el diseño sonoro transmite tensión, peligro y paranoia. Escuchar gruñidos al otro lado de una puerta o el crujido de algo bajo tus pies al saltar de otra altura, basta para que el corazón se te dispare. El juego crea una atmósfera brutal de tensión. Jugarlo con cascos es altamente recomendable para una mayor inmersión.
Conclusión: morir nunca fue tan tentador
Into the Dead: Our Darkest Days : En definitiva, Into the Dead: Our Darkest Days se erige como una experiencia de supervivencia zombi que va más allá del tipico machaca botones aplastando cabezas, aunque también lo podrás hacer muy a gusto. PikPok y Boltray Games han tejido un tapiz donde cada decisión es un arma de doble filo y la muerte acecha en cada esquina. Este roguelite de desplazamiento lateral no solo nos enfrenta a hordas de no muertos, sino a la fragilidad de la mente humana en un mundo desolado. La gestión de recursos, la construcción y mejora de todo ellos son cruciales, pero la verdadera batalla se libra en el terreno emocional de nuestros supervivientes. Verlos sucumbir a la depresión o diferentes síntomas, enfermedades, hambre… añade una capa de complejidad y realismo sombrío que evoca la angustia de “This War of Mine”, aunque ahora con un envoltorio visual y sonoro que intensifica la inmersión. Este juego te reta a la vez que te desespera. Cuando crees que todo va bien, algo se tuerce. Y si no mueres tú, puede que muera tu esperanza. O alguien que habías logrado salvar durante días. Our Darkest Days promete ser una experiencia adictiva y brutal postapocalíptica, para aquellos jugadores que buscan un desafío con sustancia, donde cada partida es una historia de supervivencia (o de un glorioso y cómico fracaso, doy fé). Prepárate para morir incontables veces en Walton City, porque, como bien apunta el título, en este infierno tejano, hay más formas de morir que excusas para no salir de casa un día de lluvia. Y si un zombi te abre los brazos… es para despedirte. – RobertBill1979
Into the Dead: Our Darkest Days estará disponible en PC (Steam) a partir del 9 de abril de 2025 en acceso anticipado, con textos en español. Prepárate para liderar a tu grupo, gestionar su desesperación y descubrir todas las maneras posibles de morir en Walton City.