Uno de mis géneros favoritos de todos los tiempos es, sin duda, el beat’em up. Me he criado entre tortas pixeladas con Streets of Rage, Double Dragon, Renegade, Target Renegade, Final Fight, Vigilante, y hasta los Freddy Hardest. Juegos que te hacían sentir adulto de golpe, te salía barba solo con sujetar el mando. Por eso, cada vez que aparece una nueva entrega dentro del género, me lanzo de cabeza. Y si encima puedo compartir la experiencia con mis dos pequeñas gamers, “de tomo y lomo”.


Análisis Cuatro héroinas y una misión: repartir tortazos: Phantom Breaker Battle Grounds
Y aquí entra Phantom Breaker: Battle Grounds Ultimate, desarrollado por MAGES y publicado por Rocket Panda Games, Phantom Breaker: Battle Grounds Ultimate llega el 17 de abril a PC, Nintendo Switch, Xbox y PlayStation, con una revisión potente de un juego que originalmente vio la luz en 2012 (2013, según la región). Esta versión ha sido reconstruida desde cero con Unreal Engine 5, manteniendo su corazón de beat’em up con alma de juego de lucha y toques de RPG, pero ahora con un acabado visual más pulido, combates más dinámicos y un multijugador más completo.
La capital japonesa está en peligro por culpa de Phantom, un misterioso villano que entrega poderosas armas dimensionales a jóvenes con habilidades especiales, generando batallas que rompen el espacio-tiempo y ponen en peligro varios mundos paralelos. Waka, descendiente de un clan ancestral, se une a Mikoto, Itsuki y Yuzuha para detenerlo y rescatar a su hermana, Nagi, antes de que sea demasiado tarde.
Phantom planea recuperar sus poderes sellados, manipulando el deseo de los jóvenes elegidos para forzarlos a luchar… sin que ellos sepan que cada golpe abre una grieta más en la realidad.


El juego se apoya sobre una historia que, sin llegar a ser digna del Nobel de Literatura, como suele pasar en los beat’em up, cumple con su cometido: llevarte de A a B dando palos y con una excusa narrativa más que suficiente, sencilla pero eficaz.
La acción se desarrolla en scroll lateral con desplazamiento entre planos superior e inferior mediante un botón, una mecánica que en 2025 puede sentirse algo rancia, pero que sigue siendo funcional. Sorprende que para saltar haya que usar el stick izquierdo hacia arriba, un control heredado de otra era. Tampoco ayuda que, para entender completamente las mecánicas, el juego nos remita a un manual digital de 29 páginas. Sin tutorial, sin piedad, Old school, para bien o para mal.


El sistema de combate gira en torno a tres ataques (ligero, medio y fuerte) que se encadenan en combos. Cada uno tiene distinta velocidad y daño, lo que da pie a estilos diferenciados. Se puede cambiar de línea con L1, esquivar si pulsamos la dirección correcta justo antes del impacto, retroceder con un doble toque hacia atrás, o levantarse rápido tras caer. Defenderse es automático: basta con no tocar botones, y nuestro personaje se cubrirá si el golpe viene desde el ángulo adecuado.
La profundidad no termina ahí; contamos con una barra de energía que puede liberarse para realizar un ataque especial con R1, y al llenar al 100 % el medidor de “explosión”, desatamos un devastador ataque de largo alcance. Tras terminar el juego se activa la recolección de objetos especiales, que podremos usar en el menú de habilidades para mejorar estadísticas, aprender nuevas técnicas o cambiar equipamiento. Los objetos duplicados suben de nivel, y todo se va encajando en una estructura que, sin ser revolucionaria, añade una progresión muy agradecida.
Lucharás a través de ocho niveles repletos de acción mientras sigues a cuatro personajes, Mikoto, Waka, Itsuki y Yuzuha, en su misión para rescatar a Nagi, secuestrada por el villano Phantom. Este no es un simple paseo por Tokio: atravesarás mundos paralelos y te enfrentarás a legiones de enemigos en combates que mezclan el estilo arcade con mecánicas propias de un juego de lucha.


En cuanto a modos, hay opciones para todos los gustos… con ciertos matices. El modo historia es solo para un jugador. El modo arcade también es individual, centrado en lograr la mejor puntuación. Por suerte, el modo cooperativo local para hasta cuatro jugadores, pero no permite añadir otro mando a mitad de partida y el modo Battle Grounds (un versus caótico con hasta ocho combatientes online) sí dan la talla. Además, se puede jugar en línea con juego cruzado entre plataformas, consultar récords y desbloquear hasta 38 personajes, incluidos enemigos emblemáticos del universo Phantom Breaker, simplemente completando el modo historia y sus finales
El estilo artístico mantiene esa estética de anime japonés súper exagerado, colorido, vibrante y encantador. La jugabilidad sigue siendo tan frenética y adictiva como la recordábamos, basada en tres botones de ataque y uno especial, que se combinan para formar coreografías de destrucción. A medida que derrotas enemigos, ganas experiencia, subes de nivel y desbloqueas habilidades, lo que introduce una progresión más profunda de lo habitual en el género.


Además, la experiencia sonora se renueva con una banda sonora completamente nueva a cargo del grupo japonés de J-rock femenino The Phantom Breakers, aunque si eres más nostálgico también puedes activar las versiones clásicas del juego original.
En cuanto a opciones, el juego permite cambiar el audio entre japonés e inglés, así como poner los textos al español… aunque los menús permanecen en inglés, con sus correspondientes traducciones “fantasma” justo debajo, como si fueran subtítulos incrustados. En PS5 no hay muchas más opciones destacables, salvo tres niveles de dificultad. La accesibilidad, por tanto, es mejorable.
Como siempre, lo mejor de estos títulos es jugarlos en compañía. Puedes lanzarte solo, claro, pero es junto a amigos, local u online, donde este juego brilla. Ya sea cooperando para abrirte paso entre hordas de enemigos o dándoos de palos entre vosotros en el modo batalla, este tipo de experiencias se disfrutan más con colegas o la familia, gritando al unísono tras un combo mal hecho o una esquiva de milagro.


El ritmo puede hacerse algo repetitivo si juegas en solitario, pero eso es inherente al género. Aun así, se intenta mitigar esa monotonía con un sistema de progresión que, sin ser revolucionario, añade profundidad gracias al árbol de habilidades, el desbloqueo de personajes y los distintos estilos de combate.
Conclusión
Phantom Breaker: Battle Grounds Ultimate: Phantom Breaker: Battle Grounds Ultimate es un homenaje cargado de cariño a los beat’em up clásicos, con una capa moderna que le sienta bien aunque no lo eleve a la perfección. No rompe moldes, ni pretende hacerlo, pero sabe a lo que juega: repartir tortas con estilo, personajes carismáticos y una progresión que engancha. Brilla más en compañía, especialmente en el modo cooperativo o en los enfrentamientos multijugador, y su presentación visual es sólida, vibrante y respetuosa con el original. Técnicamente destaca por su variedad de personajes, sus múltiples modos de juego y ese espíritu arcade que te invita a volver una y otra vez, sobre todo si lo haces en buena compañía. No todo brilla: el , pero sigue siendo un título muy disfrutable si sabes a lo que vienes. Eso sí, algunas decisiones de diseño, como los controles anticuados, la falta de tutorial sin tener que leer(siempre da pereza) o la escasez de opciones en ciertos modos, pueden empañar la experiencia a quienes no tengan la nostalgia como armadura. Pero si entras en su juego, nunca mejor dicho, hay diversión de sobra para repartir. Ideal para fans del género, para jugar con amigos o incluso para introducir a nuevos jugadores a este estilo tan querido. Porque al final, dar tortas nunca pasa de moda. – RobertBill1979
Phantom Breaker: Battle Grounds Ultimate ya está disponible en PlayStation 5, PlayStation 4, Xbox Series X|S, Xbox One, Nintendo Switch y PC a través de Steam (DEMO disponible) y Epic Games Store. Se lanzó hoy 17 de abril de 2025 y cuenta con ediciones digital y física (edición Ultimate solo en EE.UU.).